sábado, 21 de septiembre de 2019

Pokémon tiene que cambiar su forma de narrar con Espada y Escudo. Menos leer y más mirar.


También opino que las áreas silvestres y el empleo de una cámara con ganas de mostrar lo que

tenemos ante nuestros ojos puede ayudar a esta cuestión.

Digo esto porque Pokémon Ultrasol y Ultraluna cuenta su trama del

mismo modo que un Pokémon en 2D pero en tres dimensiones y con una

obligación: aproyechar la mayor capacidad de albergar textos que la que

existía en un juego de rol .

En los títulos originales, los personajes no tenían expresión ni rostro, y los bocadillos de texto

estaban pensados para contener tan solo un par de montoncitos de palabras, y a otra cosa. No

había demasiado para leer porque tampoco había mucho que contar. Al dar el salto al 3D sigue

sin haber demasiado que contar, pero ahora vemos las caras de los protagonistas, por lo que

tienen que explayarse hablando, hacer chascarrillos y enrollarse. La verdad es que todo lo

referente a leer diálogos me agotó en Ultrasol y Ultraluna.

Al volver a Pokémon Oro, aprecié mucho esa comunicación tan escasa y justa que servía para

que entendiéramos mejor que Rojo no necesitaba decirle nada a Oro, solo pelear. Esto no quiere

decir que quiero que no se cuente nada en Pokémon Espada y Escudo. Más ver y menos leer por

leer. Vamos, lo que se hizo con la Torre Bellsprout pero trasladado al 2019.


 
Hacerlo así ayudaría a que el ritmo de la aventura principal se acelerase y a qué hubiera más
cosas que hacer en el endgame, pues estos rincones tan elocuentes no se van a encontrar solos.
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