martes, 3 de septiembre de 2019

Análisis Final Fantasy VIII Remastered, el regreso de Squall y Rinoa (PS4, PC, Switch, Xbox One)



Ya os contamos en nuestro avance e impresiones que se trata de uno de los episodios más divisivos entre los fans, con el que Square Enix empezó a experimentar en los sistemas de combate y dar así una personalidad propia a cada entrega. Y es que después del éxito de críticas y ventas de Final Fantasy VII, la compañía sólo podía superar el juego de Cloud apuntando alto. La cuestión es que muchas de estas innovaciones no gustaron entre los fans más veteranos y afectaban al ritmo de las batallas, casi obligando a los jugadores a abusar de las potentes invocaciones. Esto provocó que Final Fantasy VIII fuese un juego aplaudido en general por su historia, la impactante ambientación gráfica –para la época- y sonora, pero también criticado por un combate desequilibrado y algo tedioso.







SeeDs contra las brujas:
No es nuestra intención profundizar mucho en el argumento del juego, intacto en Final Fantasy VIII Remastered, pero sí repasaremos las líneas maestras. Ambos se conocen en una famosa escena de baile de graduación, pues Squall ha logrado aprobar el examen de ingreso en los SeeD, un cuerpo de élite formado en los Jardines. Esto desequilibra bastante el carisma de los personajes y que sea difícil conectar con Irvine, o que Zell y Selphie queden en poco menos que amigos caricaturescos, pero aquellos que reciben la atención sí muestran una evolución –si bien la antipatía inicial de Squall también tiene sus detractores-.




¿Remaster?
Otro gran problema del juego es que las invocaciones son muy «baratas», no hay ningún tipo de gasto., concentrarse para llamar al espíritu lleva unos segundos en los que puede ser dañado, pero cuanto más se utilizan más se reduce esta espera. Y su poder es devastador, dañan a todos los enemigos con magias elementales o alteración de estado, así que muchas veces son preferibles al gasto de magia. Os recordamos que el nivel de los enemigos crece junto a la media del grupo, algo que tampoco gustó a muchos fans.

Final Fantasy VIII Remastered trae unas serie de novedades que nos sonarán de otras revisiones de la compañía –véanse FF VII y FF IX-, aunque ya os advertimos que la definición de remaster es muy flexible y realmente FF VIII no trae suficientes cambios como para ganar esta distinción y que FF IX no. En concreto, podremos acelerar el combate al triple de velocidad, eliminar las batallas aleatorias y potenciar los personajes al máximo durante el combate –vitalidad, barra de tiempo, técnicas especiales-. Sin embargo, para quienes conozcan la aventura original estos trucos pueden ayudar mucho a rejugarlo y evitar todo el grindeo innecesario para ir directos a la historia principal o alguna de las misiones secundarias que recompensan con GF secretos, mejores armas o jefes opcionales. Si tu intención es volver a recordar secuencias y momentos clave, los trucos son la ayuda perfecta.

Remastered también mejora gráficos, pero en esto no hemos encontrado ninguna diferencia a lo que se hizo en Final Fantasy IX. Los modelados principales –protagonistas, ciertos enemigos o jefes- se han rehecho y siguen dando una impresión de 32 bits, pero con más detalle de lo que tenían originalmente. No obstante, como se puede comprobar en las imágenes, los fondos están intactos –con un ligero desenfoque para que no sean muy visibles los pixels-, las secuencias de vídeo delatan su baja calidad y el combate sigue funcionando a una tasa de imágenes un tanto baja. Sin duda esta es la mejor manera de jugar a Final Fantasy VIII, especialmente en una pantalla grande, pero nos ha sorprendido que con los avances conseguidos en reescalado mediante inteligencia artificial no se diera opción a ver unos renders con mejor acabado.

Es algo que tarde o temprano los fans modificarán en la versión de PC, pero que Square Enix debería haberlo adoptado de manera oficial –justificando así la palabra Remastered-.



Decíamos que el juego se ama o se odia, y en nuestro caso lo adoramos incluso admitiendo sus imperfecciones. Como remaster toca lo mínimo, siendo casi apenas una conversión que mejora la resolución y un poco el aspecto de los protagonistas. Hemos realizado este análisis en su versión de PS4 con un código que nos ha proporcionado Koch Media.




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