sábado, 6 de junio de 2020

El realismo de The Last of Us en su sistema de obtención de recursos

Regresando a 2013 recuerdo lo mucho que me sorprendió el sistema de obtención de recursos en The Last of Us. La situación del mundo obliga a recoger recursos por el escenario que nos ayuden a sobrevivir. Con ellos es posible craftear en tiempo real botiquines, artilugios o armas que nos ayudarán en las peores situaciones. Una de las fantásticas decisiones tomadas por Naughty Dog fue plantear el crafteo en tiempo real, sin pausas, obligando a ir siempre preparado para no tener que hacerlo en pleno combate salvo necesidad.
 

Pero esto va más allá cuando nos damos cuenta del realismo que se plantea en la ubicación de estos objetos. En The Last of Us siempre encontraremos recursos en lugares naturales y orgánicos la mayor parte de las veces. Mires a donde mires encontrarás recursos en lugares que tienen sentido, aportando algo más a la impronta realista que quiere plantear el juego. Naughty Dog, como es normal, no consigue ser coherente en la totalidad de ubicaciones de sus objetos, pero es normal que encontremos munición o ciertos recursos tirados en cualquier lado en diferentes momentos.


 

Eso no pasaría en la vida real, pero un videojuego debe ser justo y divertido. Y no deja de ser increíble que The Last of Us, en 2013, planteara este tipo de sistema de obtención de recursos, realista y sorprendente. Casi todos los objetos están situados con inteligencia y demuestra que las diferentes partes del estudio trabajaron codo con codo para ofrecer una experiencia como esta. Incluso las botellas o ladrillos que utilizamos para crear distracciones o combatir se colocan en lugares con sentido la mayoría de las veces.

Un elemento que años después The Last of Us sigue abanderando sin que muchas otras obras hayan tomado verdadero testigo

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