martes, 9 de junio de 2020

Análisis de Bioshock: The Collection

En la generación de XBOX 360 , uno de los títulos que más sorprendió a los jugadores fue Bioshock, un juego de disparos en primera persona con una narrativa bastante interesante y un universo distópico que merecía la pena conocer.





Bioshock: una original propuesta que se convirtió en saga

El principal reclamo de los tres juegos es que por primera vez son jugables en portátil. Eso sí, ciertas mecánicas pueden sentirse algo «toscas» para los estándares actuales de los videojuegos, aunque el hilo conductor de la narrativa y la presentación de los juegos hace que eso quede muchas veces en un segundo plano. Hay también ciertas concesiones a nivel gráfico para el port, pero son detalles que no empeoran la experiencia en ningún momento. Hablando del primer Bioshock, nos encontramos ante una aventura en la ciudad submarina de Rapture, una vanguardia a nivel científico y tecnológico pero que se ha visto destruida por diversos problemas.

 

Más allá de eso, estamos ante una aventura bien estructurada aunque bastante lineal, en la que hay espacio para sorpresas, jefes y otros momentos dramáticos, en los que la música siempre ambienta bastante bien.

Desde el interior de un Big Daddy

Bioshock 2 nació como una posible continuación de uno de los finales del primer título, y nos pone en la piel de un Big Daddy, los seres que tan mal nos lo hicieron pasar en la primera entrega. Contamos de nuevo con plásmidos y armas, pero también el taladro característico de nuestro personaje. En general se nota que esta entrega no es del mismo equipo que las otras dos a pesar de compartir escenografía, algo que se hace visible pero que no por ello hace que este sea un título malo en absoluto – y cuenta con algunos momentos muy buenos. Este título, al igual que los otros dos, funciona con varios niveles de dificultad en función de la pericia del jugador el género de los disparos, por lo que la experiencia siempre puede ofrecer un reto.

Hasta el Infinite, y más allá

Salir de la oscura Rapture para ir a la llena de luz Columbia nos lleva de nuevo a un mundo peculiar, pero de una manera diferente a los otros dos juegos y con un protagonista más charlatán. Aquí hay cambios no solo en la configuración de botones sino en lo jugable, ya que contamos con un gancho para atacar cuerpo a cuerpo y colgarnos de cables para movernos, y con Elizabeth de apoyo, un personaje bastante interesante tanto a nivel de trama como de «portabilidades». Los DLC de Infinite están orientados a jugar en modo «hordas» y otro de historia bastante extraño pero muy interesante, que aconsejamos jugar después de completar las campañas principales de este título y el primero de la saga. A nivel jugable en general Infinite mantiene el estilo de los anteriores pero con cambios en los plásmidos y en otros aspectos, sintiéndose más diferente a los anteriores.


 

Los juegos van fluidos a 30 frames por segundo, y a nivel gráfico el trabajo no dista mucho del resto de versiones salvo en detalles muy puntuales.

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