martes, 30 de junio de 2020

10 cosas que The Last of Us Parte 2 hace rematadamente bien

Es uno de los puntos más fuertes de Naughty Dog desde el primer Uncharted, cuando decidieron dejar atrás a Jak y Crash y empezar a preocuparse por la imagen real. La tecnología que ya pudimos disfrutar en PS3 con Heavenly Sword, el primer The Last of Us y los primeros Uncharted ha alcanzado un nuevo récord con unos personajes capaces de actuar, gesticular y transmitir información con su lenguaje corporal en todo momento del juego. Jugar a 'cazar' las expresiones de Ellie en cada momento es una gozada. The Last of Us Parte II alcanza un nivel nunca visto en PS4 a la hora de mostrar sus rincones y parajes.


 

Un diseño inteligente en lo jugable y lo visual que demuestra la gran evolución del estudio tras Uncharted 4 y Lost Legacy. Otro de los elementos que me han sorprendido en esta nueva entrega es la exploración. La exploración gana muchos enteros en TLOUII con momentos libres que recuerdan a Lost Legacy pero van más allá tratando de que todo resulte orgánico y realista a la hora de elegir qué puntos explorar y por qué. Un nuevo logro para Naughty Dog por volver a confiar en un compositor de este talento y huir de orquestas internacionales para crear algo realmente íntimo que recoge cada momento de la obra al más puro estilo Enio Morricone.

Más allá del comportamiento de los enemigos o la forma en que tenemos que lidiar con la oscuridad y los juegos de luces en interiores, los movimientos pesados y las expresiones de Ellie sirven para dar mayor contundencia a una experiencia que mezcla armas de fuego y armas cuerpo a cuerpo de forma sobresaliente. El combate funciona gracias a unas físicas de gran realismo que contribuyen a creer que estamos en la piel de Ellie. Momentos como el uso de cables y todas las animaciones que van atadas a cada movimiento y situación demuestran, una vez más, el cariño y el cuidado que se ha puesto en este aspecto. Una de las cosas que mejor sabe hacer Naughty Dog y que me ha sorprendido volver a encontrar en esta segunda parte de The Last of Us.

A pesar del cordiceps, de la situación y el apocalipsis, Neil Druckmann sigue consiguiendo que conectemos con sus personajes a través de momentos únicos e irrepetibles, recuerdos y flash backs que funcionan de desahogo y descanso a la aventura. Va de la mano de lo anterior, y no, no me refiero a la historia, sino a la capacidad de Naughty Dog de cambiar el ritmo de juego a cada paso ofreciendo elementos inesperados en lo jugable y lo narrativo que te obligan a adaptarte y no perder el interés en la experiencia. Una forma de evitar el tedio de los juegos no abiertos y que junto a sus escenarios y la exploración hacen que sigas deseando jugar y volver a sumergirte en su oferta de juego. Uno de los distintivos de Naughty Dog que hacen que, una vez terminas uno de sus juegos, estés deseando saber cuál será su próximo proyecto.

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