sábado, 1 de febrero de 2020

¿Debería Breath of the Wild 2 dejarnos transferir nuestra partida?

Toda la segunda mitad de año es un misterio en su mayoría, y eso es algo especialmente interesante para una Nintendo tendrá que hacer frente a una competencia que cambia de generación, una compañía que, paralelamente, está desarrollando la secuela de Breath of the Wild. Esto es una secuela, más de lo que Phantom Hourglass lo pudo ser de Spirit Tracks, o Majora’s Mask de Ocarina of Time. Pero hay que saber hacerlo. Si se opta por empezar de cero, Breath of the Wild 2 tendrá que saber justificar la pérdida de ítems del jugador, con algún tipo de revés para Link al estilo de los que sufre Samus en cada Metroid.

 

Por un lado, a esta secuela le pido que sea más constreñida y que me fuerce a pensar a través de las limitaciones, y sé que eso es más fácil haciendo borrón y cuenta nueva. Pero, por otro, también creo que se podrían dar lecturas interesantes a Link si en Nintendo deciden mantener «el progreso». Y hay varias maneras de hacerlo. Por suerte, la fijación de Nintendo por la perfección en sus grandes IP’s da seguridad en eso, en la idea de que si se recorre esta senda será porque hay un camino que merece ser transitado.

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