Podremos tocar parámetros como número de vidas por crédito, número de créditos, dificultad, poner o no el filtro CRT, o jugar en modo TATE a los juegos que así lo permitan , pero poco más. Así, en el bloque Samurai Aces tenemos al propio Samurai Aces, muy parecido a Strikers 1945 en manejo y jugabilidad pero ambientado en el Japón feudal y con una historia muy de ficción detrás que no será, como en todos estos juegos, sino un hilo o una excusa para seguir avanzando. Aun así, es hasta bonita y varía según con qué piloto juguemos, porque aquí, y es el único de todo Bravo, hay aviones de combate, lo que choca, pero para nada mal, con los enemigos sacados del folclore japonés, salvo esa suerte de Gundam que harán las veces de jefes finales. Le siguen Samurai Aces II y III, como es obvio.
Mantiene eso sí los ataques y potenciadores de la primera parte y resulta mucho mejor juego que el fallido Sol Divine del anterior recopilatorio. Llegamos así al bloque Gunbird. El propio Gunbird, el primero, es posiblemente uno de los juegos más originales y divertidos de la vieja Psikyo, aunque, una vez más, recuerda a Strikers 1945 y por consiguiente al primer Samurai Aces. Personajes carismáticos y color, mucho color, para uno de los juegos más memorables de la colección.
Su secuela, Gunbird 2, es todavía mejor en casi todos los aspectos, especialmente visual y musicalmente, solo que esta vez la acción se traslada al salvaje Oeste. Tiene potenciadores y el estilo artístico de los Gunbird pero con cierto grado de deformidad caricaturesca. Como vemos y como pasaba también en Psikyo Shooting Stars Alpha, un buen compendio de shooters clásicos a un precio algo elevado teniendo en cuenta que son 6 juegos con bastantes años a sus espaldas y con prácticamente ninguna mejora en el paquete. La ausencia de extras como la historia de la compañía o bocetos de los juegos es un lastre que no podemos pasar por alto, además de la ausencia de modo en línea o del propio hecho de que sea un recopilatorio partido en dos.
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