El
personaje encarnado por Mad Mikkelsen, Cliff
Unger, mata a su mujer con un disparo en su
ojo derecho con su pistola. Ha perdido a su
hijo, que al final de Death Stranding
descubrimos que es Sam. Su nombre es Lisa. Las playas de Death Stranding son una metáfora de
ese instante en el que nos encontramos entre la vida y la muerte, cada ser humano tiene una y pueden cambiar y mutar
en función de los sentimientos, recuerdos y
emociones de las personas, en especial de las
sensaciones que los han empujado a morir.
Como vemos al final de Death Stranding, cuando Sam corre para intentar escapar a pie de la playa, no es capaz, es un espacio cíclico. P.T. nos hace jugar en un pasillo infinito. Ese pasillo está habitado por el fantasma de una mujer que fue asesinada por su marido con un tiro en el ojo derecho y cuyo bebé se le ha arrancado del vientre. Con estas conexiones no he podido evitar pensar que la estancia que recorremos en P.T. es la playa de la mujer de Cliff Unger. Ella no está muerta en Death Stranding, pero sí en un extraño coma que la pudo llevar de cabeza a este sitio sin fin. En el baño, encerrado, está la proyección del hijo que le arrebataron, que en la realidad está metido dentro de una cápsula amarillenta o anaranjada. La cosa se pone más siniestra cuando nos damos cuenta de que la persona que recorre este pasillo una y otra vez es el propio Norman Reedus, actor que encarna a Sam en Death Stranding e hijo de Lisa.
En las playas el tiempo es confuso por culpa de la quiralidad, por lo que Lisa puede estar siguiéndole la pista a su hijo dentro de su playa, acechándole desde las sombras y pegada a su espalda.
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