viernes, 11 de octubre de 2019

Concrete Genie: la imaginación como refugio, el arte como respuesta




En el papel de Ash, nos tocará devolver la vida a Denska, un pueblecito pesquero abandonado que agoniza recordando días mejores. Habrá quien no lo entienda y no sea capaz de ver más allá de ese pintarrajear paredes como sistema. Sin embargo, si eres de los que ven el elefante dentro de la serpiente, lograrás conectar con el mensaje y la intención de Concrete Genie. Un juego con mucho que contar y que va más allá del uso del arte dento del videojuego para lograr que escuchemos el canto del corazón que late en su interior. 


En Concrete Genie
, PixelOpus rompe una lanza en favor del desfavorecido, del marginado, del diferente... y como hiciera Michael Ende en su Historia Interminable, tiende la mano a todo adolescente que se siente fuera del tren, descolgado de una comunidad que no le comprende, por la que se siente atacado y herido. La realidad en la que se mueve Ash es triste y nostálgica, dura y con esa aspereza que logra picar en la garganta y en los ojos. Sin embargo, los abusones de Denska, el resto de niños que usan el publo como patio para cometer sus fechorías, no salen mejor parados que Ash en este momento en el que ni siquiera pertenecer al rebaño es garantía de felicidad. Denska no es más que el recuerdo de la infancia perdida, y sirve a PixelOpus como recurso para hablarnos de la adolescencia y la sensación de abandono. 





Al final
, más allá de su pintar paredes, mover el mando y mecánicas, lo que Concrete Genie ofrece es pura energía positiva. La dualidad entre el mundo real y el mundo pintado refleja esa diferencia de Bastian como héroe y como niño tirado al contenedor de basuras. Según pasamos de uno a otro escenario es fácil empatizar con ese Ash héroe que llena la ciudad de color mientras nos maravillamos con el aspecto en pantalla. Un contraste con los momentos en los que toca recordar su situación real mientras huimos del resto de niños que sólo encuentran consuelo en la destrucción. 



Problemas del primer mundo y white tears para algunos que parecen olvidar la alta tasa de suicidio escolar que sufre
, justamente, este primer mundo. Para mí, una joya que voy a asegurarme de que mi hija disfrute y juegue mientras crea sus monstruos favoritos y entiende que el mundo es un lugar mucho más complejo y maravilosos de lo que a veces nos quieren hacer creer.

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