Ayer comenzaba por quinta vez mi aventura en Apalacchia. No es que sea obligatorio empezar a jugar con un personaje nuevo, pero me parecía la forma más honesta de enfrentarme a este reinicio, a este reboot de Fallout 76 que sigue la fórmula más clásica sin renunciar a la compañía de otros jugadores. Volvía a prepararme para el día de la reclamación con la misma ilusión que lo hacía una madrugada del 24 de octubre de 2018, cuando se abría la primera BETA de Fallout 76. Los sirvientes mecánicos reciben a tu personaje con nuevas líneas de diálogo perfectamente dobladas al castellano.
Ganas de continuar la aventura
Ayer jugaba mis primeras horas a Wastelanders en Fallout 76 y no podría estar más contento con el resultado que incluye un mejor rendimiento más sólido y con mejor aspecto. Bethesda sigue mimando a los yermenses como sólo Fallout sabe hacerlo, y eso es algo que en su comunidad no dejamos de agradecer. Un camino que vuelvo a empezar voluntariamente para disfrutar al máximo esta nueva aventura y que me hace estar impaciente por terminar mis quehaceres, colgar el delantal y volver a West Virginia para ver cómo continúa esta aventura.
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