Avanzamos en primera persona por las mazmorras viendo a nuestros compañeros en una pantalla auxiliar, y cuando llegamos a una zona de descanso vemos a nuestros amigos y podemos hablar con ellos. Nunca estamos solos, somos un grupo. Con la evolución de los Persona, y con el cambio progresivo de los años en los que se ambientan, dejamos de nacer acompañados para nacer solos. Y en el último no solo nacemos solos, sino que somos unos repudiados por la sociedad.
miércoles, 22 de abril de 2020
Cuando no nacíamos solos en un JRPG
En un JRPG tradicional, en uno convencional e incluso en los siguientes Persona, no comenzamos junto con amigos sino solos. Nacemos solos. Antes de la llegada de smartphones, de internet y de otros ocios que nos encerraban más en nosotros mismos la diversión en grupo era casi la única a la que podíamos dedicarnos, o la que más buscábamos. Nos definíamos como un pack, como un grupo de amigos y era común definir a otros grupos del colegio, instituto o universidad de una u otra forma del mismo modo.
Avanzamos en primera persona por las mazmorras viendo a nuestros compañeros en una pantalla auxiliar, y cuando llegamos a una zona de descanso vemos a nuestros amigos y podemos hablar con ellos. Nunca estamos solos, somos un grupo. Con la evolución de los Persona, y con el cambio progresivo de los años en los que se ambientan, dejamos de nacer acompañados para nacer solos. Y en el último no solo nacemos solos, sino que somos unos repudiados por la sociedad.
Avanzamos en primera persona por las mazmorras viendo a nuestros compañeros en una pantalla auxiliar, y cuando llegamos a una zona de descanso vemos a nuestros amigos y podemos hablar con ellos. Nunca estamos solos, somos un grupo. Con la evolución de los Persona, y con el cambio progresivo de los años en los que se ambientan, dejamos de nacer acompañados para nacer solos. Y en el último no solo nacemos solos, sino que somos unos repudiados por la sociedad.
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