miércoles, 22 de abril de 2020

Final Fantasy VII Remake desaprovecha las secundarias para profundizar en sus personajes

El principal motivo tiene que ver con las misiones secundarias, cuyo planteamiento siempre se enfoca desde el punto de vista de los ciudadanos de a pie de Midgar y no de los personajes que forman parte de su historia. Durante la primera etapa del juego me pareció genial que varias misiones principales permitieran un pequeño desvío opcional que, al completar, te premia con un nuevo vídeo o diálogo junto al personaje que acompañas. Esto no deja de ser algo anecdótico en lugar de la regla que impera en este tipo de misiones, que terminan siendo uno de los peores aspectos del juego completo. Realizar estas misiones con un personaje atípico como protagonista y trasladando al Cloud a un diálogo más personal o a situaciones inverosímiles es fantástico, y no hay nada de eso en el resto del juego.

 

Echo de menos emborracharme en el 7th Heaven con Biggs o Wedge, que Tifa y Cloud hablen más de su infancia y de sus anécdotas, conocer a Barret en un ambiente alejado del sufrimiento y la guerra... el juego podría haber aprovechado esos momentos de relleno de misiones secundarias para haber proporcionado muchos más momentos del estilo. Está bien recuperar viejas misiones como la batalla de las sentadillas y volver a contar con una escena jugable en moto, pero el resto de misiones secundarias no son más que puro relleno mal llevado que no satisface completar, pues su recompensa no merece la pena. Lo único que hasta ahora me ha llevado a completar la mayoría de misiones secundarias de Final Fantasy VII Remake ha sido la necesidad de realizar más combates y la posibilidad de obtener nuevas materias, pues el juego es lineal y el farmeo de experiencia es complicado. Yo hubiese generado más encuentros aleatorios con los enemigos y habría replanteado las misiones secundarias, quizás con un menor número, pero que estas siguieran la tendencia inicial de esos buenos momentos del principio del juego, que se pierden y se olvidan.

 

Pero esa profundidad que se da a ciertos elementos se desaprovecha en las misiones secundarias, que son el lugar ideal para reunir a personajes fuera del ámbito de la urgencia e importancia del objetivo principal para generar nuevos diálogos y situaciones enriquecedoras.

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