martes, 10 de marzo de 2020

La loca e irracional arquitectura de interiores de las casas de Final Fantasy VII me fascina

Final Fantasy VII es un collage experimental estético. Entre sus puntos de fuga imposibles, sus giros de cámara y su experimentación con los gráficos prerrenderizados, el universo de juego, de Midgar a Wutai, es una suerte de espacios extrañísimos. Estoy rejugando Final Fantasy VII, el original, el bueno, el inmortal, por el MGPodcast+ que estamos preparando para los patrons, y me está fascinando entrar en cada casa y ver cómo está decorada. Final Fantasy VII viene tras Final Fantasy VI.

 

Con una mayor definición gráfica, los espacios interiores y la arquitectura doméstica está más definida y se le ven más los errores. La verdad es que me gusta imaginarme al equipo de desarrollo sin saber si no definir del todo estos espacios como habían hecho siempre o exagerarlos. El mundo de Final Fantasy VII está loco. Este es uno de los puntos que más me atraen del Final Fantasy VII clásico, uno de los pocos JRPG en los que me gusta perder tiempo entrando en cada casa, por lejana o anónima que parezca.

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