lunes, 21 de septiembre de 2020

Oda a Undertale

 No obstante, se salía tanto de esa línea invisible pero injustamente impuesta sobre cómo debería ser un videojuego que su atrevimiento ha dejado huella. Tira al usuario de su propio altar desde el que prevé todo lo que podría pasar a nivel de mecánicas y eventos de cualquier videojuego y le presenta tales ideas que éste acaba aceptando que no está ante un juego más, sino ante Undertale.





Flowey engaña al jugador, seguro de sí mismo y del papel que debería desempeñar la flor, y le inflige daño severo con una frase que afectará parcialmente a la actitud del usuario durante todo el juego: “In this world it’s kill or be killed”.






Podría hablar de muchos otros personajes que también rompen el paradigma que rige los videojuegos a través de una personalidad fácilmente identificable: la amable Toriel y su negación a matarte aun siendo el primer jefe, el despreocupado Sans como actor supuestamente secundario, el escandaloso Papyrus y su único propósito de molar y ser aceptado… Pero si me he centrado tanto en Flowey es porque hizo florecer una semilla que ya se encontraba dentro del jugador mucho antes de empezar sus andanzas en Undertale.





A partir de la primera escena, olvida todo lo que espera de ese juego y deja que sea su propia experiencia lo que hable por él.

Pero como esto solo se trata de un comportamiento ya típico en el usuario, Undertale le presenta dos rutas alternativas para que explore sus propias decisiones: la ruta pacifista y la ruta genocida.

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