martes, 7 de julio de 2020

Análisis de Catherine: Full Body

Esto es porque, más allá de sus errores, eran juegos que hacían algo diferente al resto ya sea que innovasen en la jugabilidad, en historia o en cualquier otra cosa. Pero, aunque no hallemos un consenso en su definición, seguro que aparece más de una vez el nombre de Catherine. Tratar como tema en un videojuego la vida en pareja o el adulterio de forma completamente explícita no es algo sencillo a lo que muchas desarrolladoras se hayan atrevido. Y es que eso era Catherine, un juego de 2011 que trataba las relaciones de pareja, en un peligroso triángulo amoroso, con un misterio por resolver en la noche, muchas decisiones y puzzles.

 



En los párrafos de apertura ya hablábamos de que Catherine se basaba en los puzzles y en ser una visual novel, por lo que sus dos grandes pilares se tratan de la jugabilidad y su argumento. Comenzaremos por este último, siendo una gran historia, con multitud de símbolos y finales por descubrir, pero a ello llegaremos más tarde. En sus 32 años aún vive solo y es en esta misma semana cuando su novia desde hace ya unos cuantos años le dice que parece que va siendo hora de dar un paso adelante en su relación, un paso hacia el matrimonio, algo que nuestro protagonista parece no tomarse muy bien. Pero es que esa misma noche, en su bar de siempre y después de un par de copas de más se topa con otra chica, con la que mantendrá ciertas relaciones nocturnas.

Es en este momento donde comenzaba el triángulo amoroso original de Catherine, donde Vincent se debatirá entre la seriedad de Katherine, su novia, y la alocada Catherine. Vincent ya tiene 32 años, lo que en cualquier cultura se consideraría como una persona adulta, que tiene que dar uno y dos pasos hacia esa vida más propia de un hombre de su edad. El problema reside en que Vincent no es ni responsable ni maduro, y se debate entre aceptar su condición de persona adulta o agarrarse a su juventud y la diversión que ello supone. Precisamente, Katherine es esa persona seria, que antepone el trabajo y la estabilidad a todo, lo que en la vida de Vincent y en esta historia supone la aceptación de la adultez, mientras que Catherine es la alocada, la diversión y el tomar malas decisiones en su vida y no arrepentirse de ello.

Son dos mujeres que suponen los dos estados mentales entre los que se debate el protagonista. Rin, por su parte, es la liberación de la amabilidad, del verdadero ser de Vincent, ya que le busca trabajo y le da una vida mientras se convierte en un interés amoroso.

Cuando la noche cae, la muerte acecha

Al principio del juego nos encontraremos a Vincent en ropa interior, con cuernos de carnero y teniendo que escalar una superficie a modo de puzzle, pero a ello entraremos en cuanto hablemos de la jugabilidad. Esto significa que, durante la noche, con el protagonista, visitaremos un mundo de pesadilla, un mundo onírico donde tendremos que ir subiendo con el objetivo de finalmente encontrar una salida. Así pues, nos encontramos con dos escenarios completamente distintos, el día y la noche, la vigilia y el sueño, la vida y la muerte. Durante el día jugaremos en el Stray Sheep , el bar en el que Vincent va a desahogarse todas las noches, con sus amigos de toda la vida o solo, interactuando con la camarera, el dueño o los clientes.

Por la noche, viajaremos a este mundo onírico donde compartiremos trayecto con ovejas antropomórficas que, según ellas, se ven humanas y a sus ojos nosotros somos las ovejas.

13 finales y un sistema de moralidad

Al principio he empleado la palabra visual novel, más que nada porque es lo que más se le acerca, pero no es un simulador de texto e imágenes fijas en las que tomar un par de decisiones nos harán tomar uno de los finales. Con las mujeres sobre las que Vincent se debate internamente podemos interactuar, generalmente, por el móvil. Y cuando respondemos se deja ver un medidor de moralidad, que se mueve según nuestras acciones. La cosa no queda aquí, porque no solo de mensajes se puede nutrir un medidor de moralidad, sino que también nos llamarán por teléfono, con la opción de no cogerlo si no queremos.

Aunque, esto es solo la interacción directa con los integrantes de este cuadrado amoroso, porque esta moralidad es más compleja. Los personajes secundarios no están ahí simplemente porque el escenario lo exige, sino que le dan vida al escenario y al propio Vincent. Por último, en estos términos, antes de muchas fases nocturnas hablaremos con una especie de administrador de ese mundo onírico que nos hará elegir entre dos opciones, con las que tendremos muy claro hacia qué lado irá la moralidad. Con esto, iremos desbloqueando escenas entre el gran abanico de posibilidades que hay, dando lugar a una versión u otra de Vincent, cambiando su forma de ver la vida.

Para los que conozcan el juego original, han sumado cinco, tres relacionados con Rin y otros dos, uno para Katherine y otro para Catherine.

La escalada hacia la libertad, hacia la superación personal

Es hora de entrar en detalle sobre la segunda parte del juego, en la que podemos ser algo más escuetos, pero es, sin lugar a dudas, una de sus dos grandes pilares. Las decisiones sobre cómo escalar las tendremos que tomar rápidamente ya que el suelo se desmorona a nuestros pies. Esto transcurre en una especie de fases y, al final de las mismas, nos enfrentaremos a algo similar a un jefe con esta misma jugabilidad. En caso de que nos equivoquemos y queramos volver atrás siempre tendermos la posibilidad de dar un paso atrás, pero esta opción está limitada por nivel y podemos conseguir alguno más si cogemos una almohada en el nivel.

Y es que los objetos serán muy importantes a la hora de escalar y hay de todos tipos, pero hay que usarlos con cabeza y en el momento idóneo.

Más de 500 niveles por jugar y dominar

En este caso hay un modo de dificultad en el que nunca morimos y todo va más despacio, incluso cuenta con una opción en la que Vincent puede ir subiendo solo. Más allá de quienes disfrutan de la historia, también se ha pensado en lo contrario, en la gente que disfruta y quiere más y más puzzles. Para eso está el modo Babel, que se trata de una serie de retos en los que tendremos que escalar con dicha jugabilidad y cuentan con una dificultad interesante. Por supuesto, también podemos competir o colaborar en casa a la hora de resolver puzzles y, teniendo esta opción para competir en la misma consola, no podía faltar un modo online donde tratar de convertirse en el mejor jugador de Catherine del mundo.

Si ya nos conocemos al dedillo cada una de las fases al tratar de conseguir todos los finales, existe el modo remezclado donde los puzzles cambian y las piezas se agrupan, casi como en el tetris pero teniendo que escalar. Y si todavía hay ganas de más, en el Stray Sheep contamos con una máquina recreativa, el Super Rapunzel, donde tendremos el mismo estilo de juego, con estilo pixel y con su propia historia interna de la princesa Rapunzel. En el juego usan un estilo gráfico que trata de representar la animación japonesa, pero que denota sus orígenes en la generación anterior de consolas con unos brillos algo elevados y que pueden resultar feos en ciertas situaciones. Por su parte, la banda sonora cuenta con una interesante mezcla de música actual para la vida real con piezas más clásicas en lo relacionado a los misterios y el mundo onírico, cuando está tranquila la cosa, claro.

Catherine: Full Body – Conclusiones

Además, sobra decir que este tipo de puzzles funcionan especialmente bien en el modo portátil de Nintendo Switch, siendo un estilo de juego que pega completamente. Es cierto que la historia no puede ser del gusto de todo el mundo y algunas situaciones forzadas o más fantásticas pueden sacar de la historia a más de uno.

No hay comentarios:

Publicar un comentario