sábado, 4 de enero de 2020

Paquetería y videojuegos, una historia de amor

Dependiendo de cómo se mire, vivimos en un mundo cada vez más conectado e inconexo a la vez, porque a cada día que pasa es más fácil acceder a todo sin ir a por nada. Eso, obviamente, sería imposible sin un sistema organizado y preciso de transporte. Del mismo modo que no es casualidad que los multijugador tengan un sistema de rango y de votos fácilmente comparable con la importancia de la notoriedad y los likes en internet, tampoco lo es que en la era de Amazon nos inviten a ordenar, a optimizar rutas o a hacer entregas. Desde 2014 tenemos a Minimetro, un juego cuya única intención es obligarnos a gestionar un flujo creciente de unidades en una red en constante ampliación.

 

Una compleja red en constante movimiento y tratando de ser lo más eficiente posible. Lo mismo ocurre con Death Stranding, un juego del que ya hemos hablado mucho por aquí y en el que no quiero pararme demasiado, porque además en su caso la relación de conceptos es bastante evidente. Son secundarias que hemos hecho toda la vida pero que ahora están explícitamente relacionadas con el mundo de los envíos. Eso llevado a la simulación extrema es Eurotruck Simulator, otro exitazo, y traducido al absurdo es Totally Reliable Delivery Service, porque paquetería y ragdoll son conceptos que tenían que terminar encontrándose.

 

Otro mundillo interesante es el de la gestión, lo que podríamos entender como el almacenaje y la logística en cualquier empresa de transporte. Porque también podemos ser una Marie Kondo de la organización con juegos como Willmot’s Warehouse, un indie que va precisamente de distribuir el stock en tu almacén para poder hacer frente a una demanda creciente. Me gusta pensar que esto es una pequeña historia de amor, una manera de interpretar cómo cambia el mundo y de empatizar, también, con quienes cargan con el cambio a cuestas.

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