domingo, 2 de enero de 2022

ANÁLISIS DE ONE HAND CLAPPING

 Dando la nota.




Antes de meternos de lleno en el juego como tal, sabed que para poder jugar a One Hand Clapping deberemos de contar con un micrófono que acoplaremos a la consola ya sea usando el minijack de la propia máquina o a los puertos USB del dock. One Hand Clapping empieza despacio, no en vano es más una experiencia jugable que cualquier otra cosa, aunque tiene su ración de puzles y plataformas, y es necesario que lo haga, porque nadie nos preparó para lo que viene. Al principio nuestra voz, el instrumento más versátil que existe, como solía decir un profesor mío de música, llevará la luz a un mundo oscuro y silencioso , pero poco después veremos que también la podemos usar para mover engranajes, romper palos astillados, llenar de energía determinados mecanismos o incluso mover plataformas en altura y de izquierda a derecha. Eso solo durante la primera media hora de juego, ya que más adelante volaremos a la par que cantamos , crearemos plataformas de la nada y varias mecánicas más que evidencian el mimo puesto en una obra que no para de sorprender a cada zona




Y digo mínimamente porque en One Hand Clapping se tiene muy presente que no todo el mundo pueda llegar a cantar bien o que habrá a quien le cueste más llegar a una nota alta o mantenerse ahí un rato , por ello hay multitud de opciones de personalización con las que podremos jugar para que la travesía no desafine . Quitando pues las necesidades logísticas que pueda acarrear, que quién no tiene unos cascos con micrófono a estas alturas, One Hand Clapping es toda una sonora sorpresa. Además, no es de esas veces en las que la mecánica bien pero el envoltorio regular, no, aquí todo está cuidado, desde las opciones hasta lo visual , y solo pequeños fallos en la ejecución o el hecho de durar tan poco y adiós gracias le impiden llegar aún más alto.

Muchas opciones de personalización/modulación.

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