lunes, 9 de noviembre de 2020

ANÁLISIS DE HORACE

 

Horace ya ha llegado a la eShop de Nintendo Switch tras presentar sus credenciales en el mundo del PC hace ya unos meses y lo ha hecho demostrándonos que las plataformas, así como el píxel, no están reñidos con una excelente narrativa que acompaña a una no menos buena jugabilidad.





Horace, el androide protagonista que da nombre al juego, es concebido como un robot de servicio el cual llega a una familia adinerada, aunque no tardará, gracias al empeño del patriarca de la familia, en convertirse en uno más, aunque ya desde el inicio deba superar varias pruebas impuestas por toda la familia quienes, en muchos casos, no acaban de confiar en él precisamente por su condición no humana.




 

Se presentará así pronto una de las primeras pinceladas de la genial narrativa de la que hace gala Horace, el juego, como es que nosotros mismo humanicemos y empaticemos con un ser mecánico que no hace sino lo que le mandan, aunque para ello deba poner en riesgo su existencia, que tampoco es vida, y además cuenta con un chip que le hace reaparecer si ocurriera el fatal desenlace, pero seremos incapaces de pensar así de nuestro dorado amiguito.




 

Horace es todo un señor plataformas que os recordará mucho a VVVVVV en su tratamiento de la gravedad, o antigravedad, gracias a unas botas que no tardaremos en calzarnos y que nos permitirán andar por cualquier superficie, esté en el plano que esté.




 

De hecho, el juego se atreve a hacer primeros planos a los rostros, la ropa o lo que sea, todo con tal de ejemplificarnos que Horace, el androide, es quien nos está narrando todo en primera persona, poniendo él las palabras en los labios del resto de protagonistas y haciendo coincidir lo que él cuenta con los “labios” de la gente.

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